
La alopecia androgénica o caída común o caída del cabello, es el tipo de alopecia más común que existe, es el tipo de alopecia que sufren una mayor parte de la poblacíon y tiene una clara componente hormonal. A diferencia de la creencia popular el problema no consiste en una caída del cabello, que puede darse con mayor rapidez o menos, sino que el problema radica es que en los cabellos que caen, en el siguiente ciclo naceran más finos, más débiles para al final convertirse prácticamente en vello o no nacer.
Como se ha mencionado anteriormente, este tipo de calvicie tiene un claro componente hormonal, en concreto aunque todavía se ignoran muchos detalles, los cientificos aceptan como cierto que el proceso se inicia debido a una hormona llamada DHT y a un exceso de sensibilidad a esta por parte de los foliculos (en concreto de los receptores de andrógenos). Esta es la hormona masculina más potente y es metabolizada a partir de la testosterona(T), gracias a la acción de las isoenzimas alfa-reductasas de tipo I y II.
Proceso de la Caída del CabelloA partir de la adolescencia, a causa de la accion de la hormona dihidrotestosterona sobre el folículo pìlosebáceo, se va produciendo la atrofia del cabello y una hipertrofia de la glándula sebácea. Se produce primero una miniaturización del cabello. En los nuevos ciclos capilares, el cabello es cada vez más corto y fino, en relación con las áreas no afectadas. No se desarrolla en todos los folículos al mismo tiempo. Unos se afectan más que otros. Se produce una disminución de la densidad del cabello.
La dihidrotestosterona procede de la testosterona y es necesaria la intervención de la 5-alfa-reductasa en los folículos pilosos de estos folículos. Esta enzima es la clave del proceso. Es necesario también la intervención de la testosterona circulante, que aumenta a partir de la adolescencia en mayor medida en el hombre y en algunas patologías en la mujer.
La unión de los andrógenos a los receptores del folículo produce una alteración en la transcripción de proteínas y en la actividad de genes celulares(ADN) , que reducen y enlentecen la producción y el crecimiento del cabello.
Aunque la dihidrotestosterona es el andrógeno más potente que afecta al folículo, otros andrógenos tambien pueden tener efectos aunque más limitados. La interconversión de los esteroides en nuestro cuerpo es muy compleja. Pueden ser metabolizados a estrógenos por la citocromo P450 aromatasa. Bajo ciertas circunstancias puede producirse una inversión de la metabolización. Estas interconversiones de hormonas con diferentes niveles de potencia y de influencia sobre los folículos son importantesm para definir la naturaleza de la alopecia androgénica en hombres y mujeres.
En el hombre, la testosterona es el mayor precursor de la dihidrotestosterona que es convertida por la 5-alfa-reductasa tipo I y II. En la mujer, la dehidroepiandrosterona (DHEA) producida en la glándula adrenal es el principal precursor de la dihidrotestosterona y requiere las enzimas alfa-5-reductasa y la hidroxiesteroide-hidrogenasa-isomerasa.
En los hombres la pérdida del cabello depende del juego entre los receptores androgénicos de los folículos piloso, la concentración de enzima 5-alfa-reductasa tipos I y II, y de las concentraciones locales de la dihidrotestosterona alrededor de los folículos. En la mujer la presunción es que factores adicionales pueden influir tales como la concentración de la citocromo P450 aromatasa cerca de los folículos pilosos que metabolizarán los androgenos a estrógenos y el cociente entre andrógenos y estrógenos y los estrógenos antagonizarán el efecto de los andrógenos.
Se han identificado diferentes concentraciones de enzimas metabolizadoras de andrógenos y de receptores de andrógenos en el folículo piloso de la zona frontal, según el sexo. La aromatasa citocromo P450 está en concentraciones 6 veces mayor en los folículos del pelo frontal comparadas con las de la misma región en los hombres. La mujeres tienen 3 veces menos de la 5-alfa-reductasa en esa región comparada con los hombres. Estos hallazgos de Sawaya en 1997 podrían explicar las diferencias de patrones en la caída del cabello según los sexos.